Nuria M.
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Pues mi hijo ha estado de excursión este fin de semana y la verdad, muy contenta no estoy.
Los niños de 11 años han estado desatendidos por las noches, incluso algunos estuvieron con molestias en el estómago, y aunque los monitores fueron avisados la única respuesta fue que se ducharan y se metieran en la habitación...de hecho hubo alguno que tuvo náuseas y l respuesta fue la misma, ni siquiera estuvieron pendientes...
La primera noche estuvieron revoltosos y hasta las tantas los monitores no intervinieron, y su manera de actuar fue castigarlos esa madrugada haciendo la maleta despertar al resto de niños y sacarlos afuera amenazándoles con volver a su casa....a lo que algunos de ellos estuvieron llorando...luego les dijeron que era una broma y que volvieran a sus habitaciones....la segunda noche a otros los sacaron a abrazar árboles...otro castigo sin sentido...y alguna que otra lindez más.
Para nada recomiendo este sitio, los monitores responsables lo serán de nombre no de práctica.
Y la limpieza brillaba por su ausencia....
(respuesta a respuesta de monitora)
Estimada señora Esther Serrano, gracias por su respuesta. A diferencia de Ud., no me tomaré la libertad de tutearla, pues no tengo el gusto de conocerla. Dicho esto, dudo que mi información esté "tergiversada" y "sacada de contexto". Mi hijo y los demás niños no tienen interés en distorsionar los hechos. Usted, como empleada de la empresa coordinadora, sí que puede tener motivos para defender la actividad. Por cierto, y dado que alude a su experiencia, le diré que yo también he sido monitora en campamentos durante 5 años, y sé que la antigüedad no garantiza la competencia. Por lo demás, Usted afirma que no creen en los castigos, ¡lo daba por supuesto!. Sin embargo, sentar a los niños en la entrada de las cabañas a las 2 de la madrugada para “ver si les entraba el sueño” o, como Uds., lo llaman: “abrazar árboles” es, en mi opinión, un castigo disfrazado. Asimismo, es preocupante que no fuera hasta las 5 de la madrugada cuando "descubrieron" que había niños jugando sin supervisión. Igualmente, señala usted que “a las 7 de la mañana, los niños volvieron a salir a la calle”, lo que implica que algunos no durmieron más de 2 o 3 horas la primera noche. Así también, hacerles hacer y deshacer las maletas como método de “empatizar con sus compañeros”, me parece un correctivo psicológico, no una técnica educativa efectiva, teniendo en cuenta que algunos niños terminaron llorando. En quinto lugar, resulta inaceptable que no se tomaran medidas sanitarias adecuadas y proporcionadas cuando dos niños se encontraban mal (uno “empapado en sudor” y con “náuseas”, según Ud. misma reconoce). Medidas como llamar a sus padres. La justificación de que el sudor era debido al juego no resulta convincente; especialmente cuando había pasado tiempo de sobra desde el juego como para no estar ya “empapado en sudor”. Aconsejar a un niño con náuseas que se duche es, cuando menos, poco acertado si no se tiene la formación médica adecuada. Por cierto, ¿dispone su equipo de algún médico o enfermera? En mis campamentos, siempre nos acompañaba personal sanitario las 24h. En sexto lugar, sobre su sugerencia de resolver esto en privado, ya hablé con uno de los responsables de su empresa, y por eso no he puesto estos hechos en conocimiento de la Consejería de Desarrollo Sostenible de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (aunque no lo descarto). Mi objetivo no es sólo recibir disculpas hacia mi hijo y el resto de los niños, sino que ningún otro niño pase por una experiencia similar. Por eso comunico esto públicamente a través de esta reseña de Google (y no en privado, como usted sugiere). En fin, quisiera terminar diciéndole que este mensaje se lo envío sin acritud, sino con ánimo constructivo y para que esta situación no vuelva a repetirse. Sin otro particular, reciba un cordial saludo.